Para los jóvenes aficionados a cualquier disciplina, poder echar la vista atrás y ver de dónde venimos para haber llegado al presente es un ejercicio vital. Porque repasando la historia, además de abrirse frente a ti un inmenso espectro de anécdotas y detalles que no conocías, tu horizonte, tu campo de visión, crece exponencialmente. Y esto me ha ocurrido con Las 24 Horas de Montjuïc.
Por esta razón, quería preparar un reportaje previsto desde hace bastante tiempo, para mostrar lo que dio de sí la exposición temporal de motos sobre Las 24 Horas de Montjuïc, que tuvo lugar en el Circuit de Barcelona-Catalunya en 2016, durante la celebración de la prueba de resistencia motera más importante del país.

Así que, de la mano del Museu de la Moto de Bassella y La Motorada, se nos presentaba una exposición de 13 motos que significan mucho, muchísimo, para una carrera que se disputó ininterrumpidamente entre 1955 y 1986, siendo además la única carrera del calendario del Circuit de Montjuïc a partir del año 1977, cuando Rolf Stommelen sufrió su trágico accidente durante el tercer Gran Premio disputado en la montaña barcelonesa.
Una carrera que, tanto por su dificultad como por la oportunidad única de rodar en un circuito de estas características, se ganó desde 1960 el título de «Prueba Internacional», e incluso entre 1980 y 1982 Las 24 Horas de Montjuïc fueron parte del Campeonato del Mundo de Resistencia.
Pero esta prueba nació y se mantuvo gracias a los equipos amateur, venidos de todas las partes del país, en una imagen que fue retratada incluso por el cine en la recordada película Larga noche de julio de Luís José Comerón, con una magnífica Bultaco Metralla como protagonista. Y es a estas pequeñas historias a las que nos acercan las 13 impecables motocicletas de competición presentadas en esta exposición.
La mejor manera de redescubrir una carrera con mucho que contar más allá de la época actual, en la que ya se suman 22 ediciones disputadas en el Circuit de Barcelona-Catalunya. Veamos de dónde venimos…
1) Montesa Brío 90 – 1955






En su primera edición, la carrera fue fundada por la Peña Motorista Barcelona y abierta a motocicletas de estricta serie. Y fue Montesa, presentando una estructura oficial con 8 equipos, la que se llevó el primer, segundo y cuarto puestos, todos ellos logrados por las Montesa Brío 90 de 125 cc.
Esta moto, con mínimos ajustes respecto a las que se podían comprar en los talleres, finalizó en cuarto lugar a manos de Millet – Sol, por detrás de los primeros vencedores de la carrera Soler Bultó – «Turuta».
2) Mymsa A1 125cc – 1955






En aquella misma edición, la primera de la carrera, participaron también otras marcas catalanas. Es el caso de Mymsa (Motores y motos, S.A.), la firma familiar fundada en Sant Andreu por los hermanos Aragall.
La Mymsa A1 de 125 cc y 5,6 CV de potencia compitió en Montjuïc a manos de Batallé-Gavaldà para finalizar en 20ª posición.
3) Rieju 175 Sport – 1956






De Barcelona saltamos a Figueres para descubrir una de las pocas Rieju que se dejaron ver en competiciones de circuitos. En este caso se trata de una 175 Sport que la propia marca llevó de manera oficial a la prueba, pilotado por Batallá – Baró.
Una moto que ha resistido bien el paso del tiempo, aunque con alguna que otra capa de pintura sobre su esbelta figura.
4) Lube NSU Max Spezial 250 – 1956






¡Empezamos a subir de cilindrada! Montjuïc era un circuito de equilibrio entre curvas enlazadas y grandes frenadas, pero nadie dudaba que la potencia para hacer frente a la subida del Poble Espanyol o la recta de l’Estadi era capital.
En este sentido, ya en los albores de la prueba algunos equipos privados optaban por motos extranjeras, aunque fuera como en este caso, tratándose de una NSU alemana pasada por el filtro de la marca basca Lube de Luís Bejarano.
5) Montesa Impala Sport 250 (Réplica) – 1963






Empiezan a subir las pulsaciones cuando hablamos de las míticas Impala, que marcaron a toda una generación de moteros. En 1963, la marca catalana logró recuperar la victoria en la prueba de casa, tras 7 años en los que Ducati y BMW se habían repartido los triunfos.
Con este resultado, Sirera – Sirera, a manos de una unidad idéntica a esta fiel réplica, permitían que Montesa siguiera siendo la única marca española en ganar Las 24 Horas de Montjuïc. Aquel año la marca lograría un triplete histórico.
6) OSSA 230 – 1967






A mediados de los 60, la firma gerundense OSSA ya se había labrado una buena fama en el país y competía en circuitos con modelos como la 230.
Sería en 1967 cuando llegaría su único triunfo en la carrera, gracias a la dupla Giró – Yglesias, en la que sería también la última victoria de una 250cc en la prueba barcelonesa.
7) Bultaco 360 – 1969






En una era en que las 650cc y 750cc europeas estaban tomando un claro protagonismo en la prueba, la Bultaco 360 apareció de manera casi heroica para alcanzar el triunfo en 1969 y 1972.
Pocos imaginaban que se trataría de las dos últimas victorias tanto de una moto de baja cilindrada como de un fabricante español, con Cañellas – Rocamora en el 69 y Grau – Bordons en el 72.
8) OSSA 250 – 1975






Cuando en los 70 los participantes habían optado por máquinas mucho más rápidas y sofisticadas, como la imbatible Ducati 900 de Grau – Cañellas, aún quedaban valientes que afrontaban la carrera pilotando las pequeñas motos catalanas de 2 tiempos.
Es el caso de esta OSSA 250 puesta en pista en 1975 por Sanjuan – Marsinyach, con una preparación muy austera sobre una moto que alcanzaba ya los dos dígitos de edad.
9) Ducati 24 Horas – 1973






Con 12 victorias, Ducati quedará siempre en el recuerdo como la marca con mejor palmarés de la carrera. En 1965, ya con varias victorias en su haber, la filial española Mototrans lanzó al mercado el modelo conmemorativo Ducati 24 Horas de 4T.
Este impecable modelo Ducati 24H rivalizaba, tanto dentro como fuera de la pista, con las 2T de las marcas catalanas.
10) Montesa Impala Blitz 250 (Réplica) – 1972






Seguimos en los años 70, en este caso para recordar las preparaciones que el concesionario Blitz del barrio de Gràcia de Barcelona realizaba sobre las Impala. La unidad en la que se basa esta réplica, que ya montaba cúpula y colín marcadamente aerodinámicos, logró la victoria en su categoría en el año 1972, pilotada por Alguersuari – Escobosa.
Dos años después, la misma moto marcaría un record de 655 vueltas al circuito que nunca más sería superado por una moto de 250cc.
11) Montesa Rápita 250 (Réplica) – 1974



El último vistazo a la década en que las motos japonesas se apoderaron de Montjuïc se lo damos a una moto más moderna que la Montesa Impala, la Rápita, pero también menos adaptada a las competiciones en asfalto.
Esta trail reconvertida a los circuitos, luciendo su clásico esquema de colores, fue puesta en pista por Bover – Morante, finalizando en 19ª posición.
12) Yamaha FZ750 – 1985






Llegamos por fin a la década maldita, aquella que la carrera no vio finalizar y que cada vez había restado más protagonismo a las motos catalanas. Por suerte, equipos como el Folch Endurance de Reus empezaban a dar guerra.
La escuadra liderada por Josep Maria Folch se abría paso en el panorama de la resistencia con la histórica FZ750 de Yamaha para lograr un segundo puesto a manos de Cano – Parés – Rosa, en el primer gran resultado de un equipo sin el que no se podría entender el futuro de la prueba.
13) Yamaha YZF R1 – 2011






La última moto de la exposición enlaza el pasado con el presente, siguiendo el nexo del equipo Folch Endurance. Porque tras unos años de parón, a mediados de los 90 Las 24 Horas de Montjuïc volvían a la vida, aunque en este caso cambiando la Montaña Mágica por el nuevo trazado barcelonés.
Dos décadas después, el espíritu amateur sigue vivo en la carrera, aderezado por participantes tan profesionales como este equipo tarraconense, que con su impresionante YZF R1 arrasó en las ediciones de 2010 (Ribalta-Vallcaneras-Rita-Foray) y 2011 (Checa-Monge-Casas-Tizón), y que a día de hoy (2017) suma 10 victorias en Les 24 Hores de Catalunya de Motociclisme.
Las 24 Horas de Montjuïc: una carrera que nunca se debe olvidar
Como conclusión a una apasionante exposición, que hace emocionarse a los mayores y nos permite aprender a los jóvenes, no puedo hacer más que remarcar la responsabilidad que tenemos todos de no permitir que Las 24 Horas de Montjuïc caigan en el olvido.
Una prueba tan única y especial, que permitió brillar por primera vez a grandes estrellas nacionales del motociclismo, es patrimonio de varias generaciones que deben poner todo su esfuerzo en que las nuevas hornadas de motards sean conscientes que, en las décadas más duras de la posguerra, centenares de valientes se citaban en una montaña con vistas al Poble Sec para jugarse el tipo con sus motos de serie entre balas de paja, alcantarillas y farolas.



No sería aceptable que un legado tan bestia acabara enterrado entre páginas y páginas escritas sobre el motociclismo moderno. Y que cualquiera que descubra ahora las Road Races y alucine con el TT de la Isla de Man, sepa que hace mucho tiempo, nuestros padres y abuelos ya les imitaban bajando a fondo por el Teatre Grec…
Texto y fotos: Sergi Blasco. Todas las imágenes son propiedad de su autor. Todos los derechos reservados.
Debería de haber un revival de las 24 de monjuich en el Circuit de Montjuïc para no olvidar aquellas famosas carreras con sus formidables pilotos, no haría falta correr ,solamente en plan concentración y algunas vueltas por el hecho volverlas oír con sus motores y también muy importante con sus pilotos de antaño, se de ciencia cierta que muchos estarían allí.
Hagamos un esfuerzo entre todos ,apelando a estamentos oficiales para su buen fin.
Gracias por tu comentario José María. Ojalá las autoridades nos escuchasen y no solo eso, también que estuvieran por la labor… Los aficionados lo merecemos.
Recibe un cordial saludo.
La montaña mágica marcó una época irrepetible.
Muchas gracias. Sus redacciones son excelentes!