¿Qué debe sentir un piloto de primer nivel cuando se sienta por primera vez en un clásico de competición? ¿Cómo puede poner en práctica sus enormes conocimientos en el pilotaje de monoplazas y GT en un coche de los años 60? En este reportaje vamos a intentar dar respuesta a estas preguntas, aprovechando que en el reciente Le Mans Classic 2018 se dio un hecho excepcional: el piloto barcelonés Albert Costa debutó en las carreras de clásicos en el mayor evento revival del mundo, nada menos que al volante del Porsche 904 GTS ex-Juan Fernández.
Valía la pena estar allí para poder explicar como merecía este momento irrepetible: el poner un deportivo de más de 50 años en un manos de un piloto contemporáneo de enormes cualidades… y ver cuál era el resultado de este experimento.
Pequeña introducción al Porsche 904 GTS
Nuestro protagonista es un automóvil único en España: el Porsche 904 GTS pilotado por Juan Fernández hasta el año 1966, que tras casi cinco décadas en el extranjero, ha sido rescatado y puesto en perfecto estado de marcha por Nou Onze Team, con Carlos Beltrán al frente, quien afrontaba su quinto Le Mans.
El 904 GTS es un coche extremadamente raro dentro de la historia de Porsche. Apenas se fabricaron 100 unidades entre 1964 y 1965, y solo se hizo para cumplir con el número de versiones de calle exigidas por la FIA para que el coche pudiera participar en competición. Heredero directo del Porsche 718, el 904 GTS montaba el mismo bloque de 2 litros y 4 cilindros que ofrecía una potencia aproximada de 180 CV, acompañado de una caja de cambios de 5 velocidades.
El potencial de este coupé biplaza radicaba en el bajísimo peso del conjunto (655 kg. aproximadamente), logrado gracias a una carrocería de fibra de vidrio ligada a un chasis de acero, manteniendo además un centro de gravedad muy bajo. Durante sus dos únicas temporadas en el más alto nivel competitivo (antes de ser substituido por el más avanzado Porsche Carrera 6), el 904 GTS vio la victoria absoluta en la Targa Florio, las 12 Horas de Sebring, hizo segundo en el Rally Monte-Carlo y se colocó en el top ten de las 24 Horas de Le Mans. Todo ello enfrentado siempre a coches con los que se encontraba en clara inferioridad mecánica.
En España, Paco Godia y Juan Fernández fueron los dos primeros pilotos en competir con un 904 GTS, siendo el de Sabadell el que mayores éxitos sumaría en un coche tal vez no ideal para lidiar con las difíciles carreteras españolas de la posguerra.
Nou Onze Team: devolviendo el modelo a la competición
Algo especialmente significativo del preparador barcelonés Nou Onze Team es su afán por recuperar vehículos muy importantes de la historia automovilística de nuestro país, y hacerlos competir de nuevo.
En el caso del 904 GTS de Juan Fernández, este objetivo aun tiene más mérito, dado el valor económico de estos vehículos debido a su excepcionalidad.
Aun así, Carlos Beltrán, responsable de Nou Onze Team, siempre lo ha tenido muy claro.
«Adquirimos el coche en el año 2013 a un coleccionista privado y en 2014 ya fuimos con él a Le Mans Classic. El motor era el original y no estaba todavía preparado para la exigencia de este evento, así que nos quedó la espina clavada de volver y disfrutar de verdad en él. Ahora el motor sigue siendo de origen, pero ha sido rehecho y mejorado y finalmente está para correr».
El proyecto para Le Mans Classic 2018: apostar por dos pilotos de talla mundial
Confirmada la inscripción para la prueba francesa, Beltrán decidió que era el momento de celebrar su retorno acompañado por dos buenos amigos: Stéphane Ortelli y Albert Costa. El primero apenas necesita presentación, ya que el monegasco atesora un increíble palmarés que culmina con la victoria en las 24 Horas de Le Mans de 1998, lograda junto a McNish y Aiello al volante del Porsche 911 GT11.
Por su parte, Albert Costa es uno de los grandes talentos de su generación, cuya ascendente trayectoria se vio truncada por la falta de sponsors para optar a volantes de primer nivel. Tras unos años como coach, Costa ha retomado su carrera deportiva como piloto del equipo suizo Emil Frey, compitiendo y alcanzando victorias tanto en las Blancpain GT Series como en el International GT Open.
Pero mientras que Ortelli está plenamente familiarizado con la conducción de coches clásicos de todas las épocas, un millenial como Costa no se había planteado nunca el hecho de retroceder en el tiempo y sentarse en un espartano bacquet, agarrar fuerte un volante de madera y salir a pista teniendo que jugar con el punta-tacón en cada cambio de marcha.
Durante 4 días, todos los integrantes de Nou Onze Team, pilotos incluidos, tuvieron como campo base las autocaravanas y el camión de asistencia situados en uno de los aparcamientos del circuito. Para Albert se trataba de una inmersión absoluta en un evento radicalmente diferente al automovilismo de élite al que está acostumbrado. Pero por fin, llegaba el momento de ponerse al volante.
Viernes: Clasificación y entrenamientos nocturnos
La acción arrancaba el viernes con dos únicas sesiones de entrenamientos. Cabe mencionar que el equipo participaba en la parrilla número 4, en la que se daban cita 75 deportivos fabricados entre 1962 y 1965.
«Salí a la clasificación de Le Mans sin saber qué me encontraría. Todo mi bagaje con el 904 GTS era haberme sentado en él para que me hicieran el asiento a medida, y haberlo conducido durante dos vueltas en un pequeño circuito francés la semana anterior», comenta Albert Costa.
«En realidad solo tuve tiempo a aprender que el coche corría poco respecto a otros modelos (Shelby Cobra, Ford GT40, Jaguar Type-E…), pero que con una buena conducción, en curvas les podía recuperar. Por desgracia, rompimos el motor del coche y aquí acabó mi aprendizaje antes de las carreras, ya que la reparación hizo que no pudiéramos salir a los entrenamientos nocturnos».
«La primera vez que lo pruebas te impresiona. Yo estoy acostumbrado a coches con slicks, frenos de carbono y grandes potencias, y aquí tienes un coche con un tercio de la potencia, neumáticos rallados y estrechos, frenas con el pie derecho y el coche «baila» sin parar. Aun así, lo encuentro divertido y también fácil, ya que tengo una gran ventaja: aquí las maniobras son lentas en comparación con las competiciones de GT modernos».
- Resultado clasificación: 1 vuelta completada, 5:36 minutos (49º de 76 vehículos).
Sábado: Primera carrera
A partir de las 16 horas del sábado y hasta 24 horas después, la actividad no cesa en el trazado de Le Mans. Un total de 3 carreras de 45 minutos cada una permiten que los equipos compitan tanto de día como de noche.
La primera carrera de su categoría tuvo lugar en el ocaso sábado, en los últimos minutos de luz natural sobre el circuito de La Sarthe. Carlos Beltrán fue el encargado de pilotar el coche en el inicio de la prueba, nadie mejor que él para darle los primeros kilómetros de rodaje al motor recién instalado. A media carrera cedió el volante a Stephane Ortelli, que empezó a remontar posiciones a un buen ritmo y finalizó la carrera sin problemas.
- Resultado Carrera 1: posición 51ª de 70 clasificados. Vuelta rápida: 5:32 minutos.
La noche de Le Mans: Segunda carrera
El coche puesto a punto, la pista fresca y la oscuridad como protagonista.
Eran las 4 de la madrugada del sábado cuando Costa se enfundaba su mono y, un poco nervioso, nos decía «¡vamos a darle un poco de caña!». La primera carrera sobre el trazado francés para alguien que, desde muy pequeño, ha soñado con triunfar en las 24 Horas de Le Mans.
«La carrera nocturna fue muy divertida. Salía muy atrás y empecé a ganar posiciones hasta colocarme entre los 40 primeros. Disfruté mucho aunque solo fueran 3 o 4 vueltas antes de parar y ceder el volante a Ortelli. Lástima que fue una carrera con incidentes y se acabó mostrando la bandera roja».
Nosotros vivimos esta carrera desde el pit lane junto a Carlos Beltrán y, a pesar del cansancio generalizado, las caras sonrientes de todo el equipo demostraban que la cosa estaba yendo muy bien.
- Resultado Carrera 2: posición 37ª de 70 clasificados. Vuelta rápida 5:25 minutos.
Domingo: Tercera carrera
En el mediodía del domingo llegaba la última carrera. Costa haría la salida de nuevo con la intención de que los 3 pilotos pudieran tener tiempo en pista. Brillo en los ojos y determinación: a dejar huella.
«Aquí sí que hice una salida espectacular. ¡Pasé de 37º a 9º en la primera vuelta!. Esto hizo que sin buscarlo me encontrara en un grupo de coches mucho más rápidos, que hacían puntas de casi 300 km/h… y nosotros hacíamos 180, 200 km/h si cogíamos rebufo. Les pasaba en curvas, luego en recta me lo devolvían… increíbles sensaciones».
Finalmente la carrera no dio más de sí y, tras unas vueltas a muy buen ritmo, Ortelli vio la bandera de cuadros sin tiempo a que Beltrán pudiera dar unas últimas vueltas.
- Resultado Carrera 3: posición 33ª de 63 clasificados. Vuelta rápida 5:17 minutos.
El resumen de la experiencia
Acabada la última carrera, nos vimos con el equipo de nuevo y Costa nos transmitió sus sensaciones.
«Me ha parecido una experiencia mágica. Lo he pasado muy bien y el coche es diferente a todo lo que he probado, pero fantástico. Para mí, que vengo de unos campeonatos tan reñidos, lo que he notado ha sido que estas carreras tienen una competitividad muy inferior, ligada por supuesto al valor que tienen los coches y al perfil de gentlemen driver de muchos participantes.
Le Mans Classic me ha permitido ver de dónde venimos, cómo era la competición de GT en las décadas anteriores y de la que todos somos herederos. ¡Ahora me toca buscar una oportunidad en el futuro que me permita competir en las 24 horas!»
Desde RetroRacing.es agradecemos a Albert Costa, Carlos Beltrán y al resto de integrantes de Nou Onze Team las facilidades para llevar a cabo este reportaje.
Fotos: Sergi Blasco, Katapiro, Unai Ona. Todas las imágenes son propiedad de sus autores. Todos los derechos reservados.