Probablemente, una de las últimas cosas que esperas ver en el Campeonato RACE de Turismos es un moderno y sofisticado Cupra TCR compitiendo en la misma carrera que un clásico y reverenciado Porsche 928 pilotado por Diego Blanco.
Gracias a la configuración del CRT, conviven en el mismo campeonato la tecnología y la gestión electrónica con la vieja escuela. Estilo WEC, varias carreras mezclando diversas categorías. Se trata de un formato que a mí, personalmente, me encanta.
Y cómo no iba a gustarme si, luchando con modelos de última generación, están los coches de la Categoría Legend. Territorio exclusivo de maravillas como el Porsche 928 del Club Jarama Sport o el Porsche 968 CS de la A.E.C.D.; verlos en pista mezclados con el tráfico “moderno” es toda una delicia.
En la pasada cita del 11 de mayo, en los cronometrados, ambos Porsches estuvieron rodando a la par pero, inexplicablemente, el 928 abandonó la tanda varios minutos antes de tiempo. Tuve la suerte de encontrarme con Diego Blanco, el piloto, antes de llegar a su box. Diego enseguida te demuestra que es un tipo afable y está abierto a charlar de coches con quien sea.
Menudo, con tantos años encima como carreras disputadas, y con unas manos sobradamente hábiles como para llevar su 928 exactamente por donde quiere.
Le pregunté si había tenido algún problema, él me miró a los ojos, me pegó un par de palmadas en el pecho y me soltó con media sonrisa:
“Aquí no hay que enseñar nada, si sabes que puedes ir más rápido que el otro coche, no tienes que demostrárselo. Le he estado esperando, pero solo para ver por dónde iba”. Y sí, cuando ya tenía lo que quería, salió de pista.
Lección básica que un tipo que se relaciona con un V8 alemán le regala a un mequetrefe como yo, que sueña con poder hacer a su edad lo mismo.
No tardó en demostrarme en la primera carrera de lo que estaba hablando. Habiendo clasificado detrás del 968, le adelantó en pista a la primera de cambio y, al pasar por Farina, ya estaba por delante de él. A partir de ahí, nadie pudo con su Porsche 928. Grande Diego.
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