Entrega 28 de la colección Vencedores de Rally de Altaya
Esta nueva miniatura del coleccionable llega, esta vez sí, para revolucionar la hegemonía de los WRC y los Grupo B que hemos ido recibiendo hasta ahora. Y es que nos quedamos en los años 80, pero lo hacemos con la réplica del coche más potente y curioso que pasó por los tramos del Mundial en la época, el Mercedes-Benz 500 SLC de Björn Waldegard.
Aquel enorme coupé alemán, de inacabable capó y conducción difícil, supuso uno de los primeros intentos de retorno de Mercedes-Benz a la competición, de la que llevaba ausente desde la catástrofe de Las 24 Horas de Le Mans de 1955.
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Y lo hizo con un coche de rallyes que rompía los cánones pero que aspiraba a todo. La marca de Stuttgart contrató al campeón en título, el sueco Björn Waldegard, y puso en marcha una estructura de primer nivel digna de las grandes épocas del automovilismo, pero aquello no fue suficiente para que el robusto 500 SLC se convirtiera en un coche realmente ganador.
De hecho, esta entrega sirve de homenaje a este modelo, ya que recuerda la segunda y última victoria del coche en el Mundial, concretamente en el Rally Costa de Marfil 1980. Como anécdota, ¡es el segundo coche de rallyes con motor V8 que nos llega de forma consecutiva, tras el Chevrolet Camaro de la entrega 27!
Puntos destacados de la miniatura
- Un conjunto sorprendente que hace de esta una de las entregas más bonitas de la colección. Nos encantan sus dimensiones y el cuidado trabajo de pintura.
- Las llantas de 15 pulgadas de serie con neumáticos todo terreno llaman poderosamente la atención en un distinguido coupé alemán como este.
- Los faros con rejilla, el protector de bajos y los faros auxiliares dan un toque todavía más exótico y curioso al modelo.
Mercedes-Benz 500 SLC 1980 Grupo 2
- Motor: 5 litros V8 atmosférico
- Potencia: 340 CV SAE brutos a 6.500 rpm
- Par motor máximo: 430 Nm a 4.000 rpm
- Transmisión: Trasera con cambio automático de 3 velocidades
- Peso en vacío: 1.350 kg.
Rally Costa de Marfil 1980
La marca alemana había arrasado el año anterior en el Rally Costa de Marfil / Rally Bandama, así que en 1980 llegaba con ganas de imponerse con la misma autoridad, en esta ocasión con Waldegard/Thorszelius como primeras espadas.
El rally, como todos los africanos, era largo y duro, prácticamente un raid con asistencias a lo largo del recorrido. Los coupés alemanes fueron un año más superiores, gracias a sus altas velocidades de crucero y una mecánica fiable, dejando lejos a los Datsun, Toyota y Peugeot de sus rivales.
Tras el abandono del Mercedes-Benz de Mikkola, Waldegard heredó el liderato que ya no soltó hasta el final, culminando Jorge Recalde el doblete de los 500 SLC. Fue un adiós al campeonato por la puerta grande.
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