Son las 9 de la mañana del viernes cuando salgo de Gandesa. Hoy será un día muy activo políticamente tanto en Barcelona como en Madrid, pero ya me he reafirmado mentalmente que no habrá radios ni streamings que valgan. Hoy voy camino de un evento al que tenía especiales ganas de tachar de la lista.
Alcañiz se va acercando a medida que dejo atrás los pueblos del Matarraña que salen a mi paso a lo largo de la N-420, tiempo que aprovecho para repasar mentalmente el programa del Motorland Classic Festival para el fin de semana: europeo de resistencia de motos clásicas, Copa de España de Clásicos, los monoplazas de la Formula Vintage, tandas de sidecares y motos venidas de medio continente, rallyes de regularidad y exposiciones con piezas únicas. No veo mejor momento para usar el motorsport como terapia de desconexión de la actualidad.
La chispa que me encendió la curiosidad de visitar el Motorland Classic Festival fue el anuncio de Teo Martín que traería de vuelta a Alcañiz uno de los turismos más importantes de la historia de nuestro país, el Seat 131 Gr.5 ganador del CET de 1981 a manos de Santiago Martín Cantero. Una presentación de lujo a la altura de una de las restauraciones que más expectación ha generado en los últimos tiempos.
Restaurado para lucir la decoración de 1982 con Miguel Arias al volante, el 131 Gr.5 tiene un papel protagonista dentro de la carpa de exhibiciones del evento, y sin duda merecería un artículo para él solo que buscará desgranar lo mejor de esta restauración. Lo publicaremos próximamente en RetroRacing.es.
Con un paddock repleto de actividad durante tres intensos días, hacen falta apenas unos minutos para darse cuenta que este es un evento único en España y, seguro, uno de los mejores meetings de clásicos del sur de Europa. De alguna manera, el Motorland Classic Festival sería la antítesis del Espíritu de Montjuïc (aunque ambos sean eventos imprescindibles de nuestro calendario): una prueba que nace y vive por los aficionados amateur, en lugar de sustentarse en los grandes campeonatos europeos.
Las caravanas de décadas pasadas, las sillas de camping y los toldos con monos colgados en perchas dominan el paddock del circuito, copado por amables pilotos de motos venidos de Francia, Reino Unido, Holanda o Italia, con la única ilusión de dar unas últimas vueltas a bordo de sus motos, algo impensable en sus países a finales de octubre.
De esta manera, el programa de actividades en pista contempla cada día varias series de tandas para coches y motos clásicas, estos últimos los más numerosos, en los que se pueden ver rodar una impresionante ristra de monturas: desde Bimotas y Laverdas de gran cilindrada, hasta elegantes café racer, potentes naked ochetenteras e incluso algunas motos de mucho pedigrí, como réplicas de Aoyama o Fogarty.
También tienen gran protagonismo las motos de 2T. Sirva como ejemplo esta preciosa Derbi RAN que conquistaba el asfalto levantando sonrisas a su paso.
Y entre decenas de pilotos amateur, me comentan que Pier Paolo Bianchi, triple campeón del Mundo de 125 cc en 1976, 1977 y 1980, se ha acercado al evento a disfrutar de su Honda NSR 500 ex-Luca Cadalora.
La Copa de España de Clásicos puso punto y final a una animada temporada
Es tanta la variedad que ofrece este evento, que solo un par de minutos después de dejar de sonar los apretados motores de las 2 Tiempos, una mezcla de atronadores sonidos de cuatro cilindros y bóxer da la señal de salida al Classic & Legend Series, la Copa de España de Clásicos, Legend y Youngtimers.
El campeonato cerraba en Alcañiz una temporada con cuatro meetings, en los que Antonio Cubero (Porsche 911 RS), Marc García (Honda Civic VTi) y Juan Antonio Miranda (BMW M3) llegaban como vencedores de sus respectivas categorías.
Con casi 20 coches en pista y modelos destacados como el BMW 2002 de estética Gr.5 de Carlos Rivera, ambas carreras transcurrieron sin incidentes y marcadas por las batallas entre vehículos de épocas muy dispares.
Àlex Cosín se alzó con la victoria en la primera carrera al volante del BMW M3 E36 preparado por Riera Racing, finalizando por delante del rápido M3 de Miranda y del Porsche 911 RS del aragonés Luís López Anós, que no pudo completar la carrera tras haber rodado, como siempre, a un gran ritmo.
La segunda carrera vio a Juan Antonio Miranda cerrar la temporada con una incontestable victoria, dejando a David Sánchez y su Citroën ZX 16V a casi 30 segundos de distancia.
Las preciosas y habituales monturas clásicas de este campeonato suelen estar formadas por un nutrido grupo de Porsche puestos en pista por Nou Onze Racing, al que en esta ocasión se sumó el Chevrolet Corvette Stingray de Walter Ankli.
Un Ford Sierra Cosworth venido desde el país vasco francés también hizo las delicias de los asistentes y fue capaz de rodar en unos tiempos muy competitivos.
Aunque sin formar parte del Classic & Legend Series, otras bellezas de las cuatro ruedas se dejaron ver durante las tandas para coches clásicos, donde destacaba la presencia de un original Ford Mustang de 1969 realmente poderoso.
La Fórmula Vintage celebró el V Meeting Nacional de Monoplazas Históricos
La actividad en pista de las cuatro ruedas también tenía lugar para los variopintos monoplazas de la Fórmula Vintage, que realizaron varias tandas no competitivas de 15 minutos cada día.
Esta asociación de propietarios de monoplazas de los años 70 a los 2000 les permite rodar en los mejores circuitos del país en el marco de eventos relacionados con los clásicos, algo que hasta ahora no les era posible, condenando al olvido una categoría que sirvió de trampolín a muchos de nuestros mejores pilotos de automovilismo.
Entre un ambiente distendido y mucho interés por parte de los aficionados a estos coches poco comunes, algo más de una decena de monoplazas se atrevieron a desafiar el difícil trazado de Motorland Aragón, siendo el Coloni Nissan de Camats el vehículo en marcar el ritmo a seguir.
Mucha expectación levantó también la presencia de Seat Coches Históricos con dos unidades que son historia de nuestro automovilismo: el Cordobán F1.430 de 1970 pilotado por el gran Salvador Cañellas, y el Selex ST-5 1.430 de 1976, ex Fermí Vélez y puesto en pista por otro de los grandes nombres de la especialidad, Jaime Xifré.
Otros monoplazas que se dejaron ver fueron Martini Mk-47, varios Van Diemen y Fórmula Renault, entre otros. Es una inmensa alegría poder disfrutar de estos Meetings Nacionales de Monoplazas Históricos.
La resistencia de motos clásicas, con el ocaso como telón de fondo
Regresando a las dos ruedas, ya en la jornada del sábado se disputó la carrera con más expectación del Motorland Classic, las 4 Horas de Aragón, punto y final de la temporada del European Classic Series, el campeonato europeo de motos clásicas.
Casi 30 preciosas máquinas fabricadas entre 1974 y 1984 rodaron desde el ocaso y hasta la fría noche de Alcañiz en una trepidante carrera de resistencia que me dejó enamorado de una categoría con un ambiente excepcional. Lo mejor de la resistencia y de la afición a los vehículos históricos condensado en unas motos con formas retrofuturistas, con mecánicas puestas a punto por auténticos artesanos de la materia y aderezadas con un poco de tecnología del siglo XXI de la mano de faros LED o cuadros digitales.
La salida al estilo Le Mans fue uno de los momentos mágicos del fin de semana, con ese silencio sepulcral que ya hemos vivido anteriormente en eventos como Las 24 Horas de Barcelona de Motociclismo, pero no por ello deja de perder un ápice de espectacularidad.
El Neate Racing (Honda Magnum 1979) se alzó con la victoria y el título tras 109 giros al circuito, seguidos por la Kawasaki GP Z1000 del Team Alfs y una de las Suzuki del Team Suzuki Classic UK, equipo responsable, por ejemplo, de llevar a la victoria a Michael Dunlop en el TT Classic de 2016.
Los sidecares de competición tuvieron un gran protagonismo
¡No se vayan todavía! Porque aún habiendo repasado la actividad en pista de las 2 y las 4 ruedas… ¡faltan los bólidos de 3 ruedas! Un último punto a comentar del Motorland Classic Festival, y que de nuevo lo sitúa como una rara avis de nuestro país, es la posibilidad de ofrecer a los aficionados de ver rodar una mezcla de sidecares de competición “de ayer y de hoy”. Algo nada fácil cuando en nuestro país no se disputan carreras de esta especialidad.
Pocas imágenes quedarán grabadas en mi retina con más fuerza que la del primer sidecar bajando el sacacorchos de Motorland, con el copiloto estirando su torso 90 grados hasta ver el asfalto verticalmente. Simplemente inigualable.
Históricamente los grandes olvidados por el mundo de la competición y con apenas un puñado de campeonatos de sidecares en marcha, estos pilotos y copilotos merecen todo nuestro aprecio por invertir, aprender y hacernos disfrutar de una especialidad tan espectacular como poco reconocida.
Por suerte para mi, con nulos conocimientos sobre los sidecares, pude conocer a uno de los integrantes del FIRE Sidecar Team Spain (el único equipo de sidecares activo en nuestro país), que me pudo introducir brevemente en la materia para ser capaz, por lo menos, de distinguir las diferentes categorías existentes.
F1 (los largos), F2 (los cortos), clásicos en los que el copiloto se “despeña” por los laterales del carenado, rarezas en forma de moto de calle acoplada directamente a una estructura de sidecar… toda una ventana abierta a una especialidad magnífica.
Me paso ya de las 1.500 palabras y aún me quedaría hablar del Rally de Regularidad celebrado durante el evento, de las motos clásicas expuestas y de un ambiente en el que, cada minuto, te cruzas con caras sonrientes a las que la nostalgia ya está generando grandes dosis de serotonina en su organismo.
El Motorland Classic Festival lo tiene todo para seguir sumando años (en 2019 alcanzará la novena edición) mientras se posiciona como la gran fiesta popular del vehículo clásico. Porque a todos nos encanta ir de restaurante y probar los platos más exquisitos y sofisticados, pero muchas veces disfrutamos más una comida popular entre amigos y conocidos.
Y eso es exactamente lo que te encuentras en este evento. Nadie se lo debería perder.
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