Hace unas semanas fui testigo de una de las situaciones más surrealistas que he vivido nunca tras un volante. ¿El escenario? La season finale de las Porsche Classic Series de RallyClassics en el Circuit de Barcelona-Catalunya. ¿Los protagonistas? Un Renault 5 Copa, mi todopoderoso Peugeot 205 Rallye, con sus imponentes 105 CV de potencia, y un Porsche 917K. Lo que pasó a continuación te sorprenderá…
Primero estaba el pequeño Renault intentando mantener la trazada como buenamente podía, desbocadísimo como iba por la zona del estadio, con el culo dando bandazos de lado a lado y el piloto (imagino) meándose de risa.
Tras él un servidor, intentando contener la risa mientras buscaba el hueco para adelantarlo por el interior y así perder el menor tiempo posible. Ante ambos, un espectacular 917K haciendo un tapón de aquellos que marcan época, justo allí donde comienza la variante que baja hasta la chicane RACC.
Hay que decir que el Porsche 917K en cuestión no era exactamente una unidad auténtica, con historia. Era una réplica fabricada por Racing Legend Car, muy bien hecha, pero a la que le faltaban media docena de cilindros. Y sí, también es verdad que en la regularidad en circuitos la velocidad pura es, digámoslo así, relativa. Pero eh, «que me quiten lo bailao».
De todos modos, esta escena viene a describir a la perfección lo que son las Porsche Classic Series, el certamen organizado por Àlex Romamí y la gente de RallyClassics. La esencia del certamen son pruebas de regularidad en circuito donde puedes encontrar maquinaria de lo más variada: desde un Porsche 962C a un Lancia Stratos ex-oficial, pasando por el mencionado Renault 5 Copa, un Alpine A610 Turbo o un Ford Sierra que ni siquiera era Cosworth. Aquí el único denominador común es que los vehículos participantes hayan cumplido los 25 años de edad.
El objetivo es simple: dar vueltas y vueltas (y más vueltas) calcando un tiempo de referencia, que en este caso venía dado por la organización de manera automática según los registros hechos durante los entrenamientos cronometrados. Cada décima de más o de menos representaba un punto de penalización y, en consecuencia, ganaba quien menos puntos tenía al final del día. Fácil.
Regularidad en circuito con un Peugeot 205 Rallye
Mi compañero Manel y yo era la segunda vez que nos inscribíamos con el Peugeot 205 Rallye. No es que sea la disciplina más adecuada para un coche con un nombre tan específico como Rallye, pero entre que pesa poco y que entre los inscritos hay muchos coches de características similares, pasárselo bien estaba casi garantizado.
Con esto en mente — divertirnos y pasar un buen rato — a las ocho aparcábamos en el paddock, justo a tiempo para verificar. La primera sesión, el warm up, no empezaba hasta las 10: treinta minutos para comprobar que todo estaba en su sitio, mirar presiones y coger el punto al asfalto, que en esta ocasión estaba bastante mojado.
Después venían los entrenamientos «oficiales», 70 minutos en los que los equipos empiezan a coger ritmo y en los que la organización tomará los tiempos de referencia que después tendremos que calcar. La cosa sería coser y cantar si no fuera porque dentro del coche no está permitido equipar ningún instrumento que nos dé una idea del ritmo que llevamos. Esto es extensible a smartphones e incluso a relojes de pulsera. Solo podemos fiarnos de nuestros instintos y sensaciones, y ya os digo yo que no es tan fácil como parece.
Tal y como yo lo veo, hay tres formas de calcar tiempos de vuelta:
- La primera sería situarse tras uno de los favoritos y calcar lo que hace: cómo frena, cómo traza. Desconozco si, reglamento en mano, estas prácticas son legales. Lo que está claro es que son de una moralidad tirando a baja, y es por ello que no lo recomiendo.
- Otra forma de hacerlo (a ciegas) es creando ciertos automatismos: cambiar de relación cuando se acaba tal piano, empezar a frenar al llegar al cartel de 200 metros. Éste sería el enfoque sensato, no por ello más fácil.
- La tercera vía, que es la que elegí yo, sería ir al grano. No necesariamente a fondo, ya que tampoco es necesario fundir el coche a las primeras de cambio, pero sí a un ritmo alegre. No sé la competencia pero, a mí, después de probar diferentes estilos, esta fórmula es la que mejor me funciona.
La gracia, y la clave de todo, es perder el menor tiempo posible en los adelantamientos, independientemente de si eres el que adelanta o el adelantado. Perder tiempo en un adelantamiento significa tener que ir un poco más rápido en las dos o tres curvas siguientes. Con medio centenar de coches en pista os podéis imaginar lo que eso representa.
Por si fuera poco, el hecho de compartir volante con un segundo piloto no hace sino complicar las cosas un poquito más. La razón es que el tiempo de referencia es uno, y éste recoge la media de vueltas de ambos pilotos, con estilos diferentes y, muy posiblemente, ritmos también diferentes.
Porsche Classic Series: la regularidad también es divertida
La sorpresa agradable del día llegó con la decisión de la organización de hacer una salida tipo Le Mans para la primera carrera. Sólo por eso creo que ya valió la pena inscribirse. En el fondo era un detalle de cara a la galería y a la gente que se acercó al Circuit. Tratándose de regularidad, una salida tipo Le Mans tenía el mismo efecto que salir desde el pitlane, pues las posiciones no cuentan para nada. La gracia, sin embargo, es que al salir todos juntos rápidamente te juntabas con dos o tres y ya tenías diversión por un buen puñado de vueltas.
Y eso fue lo que pasó.
Poco a poco el grupo se fue estirando como un chicle y en la cuarta o quinta vuelta ya volvíamos a estar repartidos por todo el trazado, adelantando y siendo adelantados. Rápidamente se formó un carril seco y a partir de ahí ya fue poner el piloto automático a la espera de la indicación de Manel, desde el pitlane, para entrar a boxes. Cambio de piloto y a seguir dando vueltas.
Al final terminamos en la 17ª posición de 47 inscritos, con 300 puntos clavados, lo que no está nada mal para un equipo que no se tomaba el tema muy en serio. Como referencia, los ganadores de la manga, con un Porsche 968 CS, acabaron con 56 puntos.
Una de las cosas buenas (buenísimas) de las Porsche Classic Series de RallyClassics es que al terminar el día has podido correr prácticamente 4 horas y media. Pocas disciplinas ofrecen tanto tiempo en pista en un solo evento, trackdays aparte.
A nosotros nos cundió tanto, de hecho, que después de 30 minutos de libres, 70 de entrenamientos y 90 de la primera manga, decidimos recoger contentos con el resultado y satisfechos con el comportamiento del coche.
Aunque podríamos haber salido a la segunda manga, fueron muchas las razones que nos llevaron a recoger antes de tiempo: la necesidad de cambiar las 4 ruedas, ya que éstas estaban en las últimas, el hecho de que mi socio ya tenía más que suficiente y, sobre todo, el tute que ya llevaba nuestro Peugeot después de 3 horas a buen ritmo, frenando fuerte y cambiando de relación pasadas siempre las 6.000 rpm.
¿En qué rally se va a fondo durante tanto tiempo? No hace falta que respondáis, es una pregunta retórica.
Aun así, la valoración global no podría ser mejor. Si tenéis un clásico de más de 25 años y os gusta rodar en circuito, adelantar y ser adelantados en un ambiente cordial y sin ningún tipo de presión, no sé a qué esperáis. La temporada 2019 arranca en solo unos días…
Texto: Dani Domínguez. Fotografías: Sergi Blasco y Carlos Carballo.
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