El pasado 7 de septiembre, con motivo de la quinta prueba del Campeonato RACE de Turismos, se realizó en el Circuito del Jarama un merecido homenaje a Santiago Martín Cantero. Icónico piloto y preparador madrileño, destacó a partir de los años 70 en las carreras de turismos del panorama nacional.
Irremediablemente, su ausencia ha hecho que el motor en España se quede un poco huérfano. La vida tiene a veces un sentido del humor muy retorcido: trabaja duro, muy duro, para fallecer solo unos meses después de jubilarte.
Más de 50 años de andadura profesional hacen de SMC (por las siglas de su nombre, que solían identificar sus vehículos) una de las personalidades más destacadas de nuestro automovilismo, con muchísimas carreras disputadas y una infinidad de coches preparados.
En este reportaje intentaremos repasar su palmarés y sus hitos más destacados a través de los coches que pasaron hace unos días por el Jarama.

Imagen: marca.com (Autor desconocido)
Del Seat 600 a los monoplazas Seat
La carrera deportiva de Santiago Martín Cantero empezó bien temprano, a los 19 años, inscribiéndose en la Subida de Galapagar con un Seat 600 preparado por él mismo. Eran los años 60 y las subidas de montaña supusieron la escuela que, en parte, le convertirían en un gran piloto.
Quizás por ser su cuna deportiva, esta especialidad fue la favorita de Cantero, llegando a ganar ya en los 70 el Campeonato de Castilla de Montaña a los mandos de un Fórmula 1430. Fue uno de sus primeros logros.



Imagen: Autopista.es (Autor desconocido)
Esos inicios a los mandos de un monoplaza estuvieron marcados también por la preparación de los mismos. El comienzo de los 70 también sería la época en la que trabajó en varios coches de la Fórmula Seat, principalmente en el de Miguel Arias. Era aquella magnífica época en la que los monoplazas 1430 y 1800 fueron testigos de la pugna entre constructores como Selex y Martini.
Aquel periodo queda ilustrado por el Selex F-1800 con el que compitió Salvador Cañellas. Cañellas conseguiría con ese coche la victoria en la primera carrera disputada del campeonato precisamente en el Circuito del Jarama, aunque a la postre sería anulada y no puntuaría. Este monoplaza forma parte de la selecta colección de Teo Martín, al igual que muchos otros coches presentes en el circuito durante el fin de semana.



Imagen: No Mirando a Nuestro Daño (Autor desconocido)






La competición con turismos, coto de Santiago Martín Cantero
Fue la segunda mitad de los 70 la que vio sucederse los éxitos del piloto madrileño. Llegó la Challenge Simca en 1976 y, con ella, también los triunfos. En 1977 se hizo con el campeonato y fue nombrado “Mejor Deportista del Año en Madrid”, insuperable.
Gracias a ello, Talbot le hizo semioficial al año siguiente y le puso a los mandos del superlativo Chrysler 180 “portaaviones”, modelo con el que destacó tanto en su faceta de piloto como de preparador.









Apodado el “portaaviones” por lo aparatoso que resultaba, el 180 fue la respuesta de Chrysler a los BMW 320, Alfa Romeo GTV o VW Scirocco. Con un cubicaje por encima de los 2 litros, culata francesa ROC y el cigüeñal del Murena, fue un imprescindible en los circuitos a lo largo de la segunda mitad de los 70.
1979 fue el año de Martín Cantero con este coche, consiguiendo una quinta posición en las 4 horas del Jarama y, posteriormente, el subcampeonato en el Campeonato de España de Turismos.
Coetánea a la etapa de Martín Cantero en la Challenge Simca, se dejó ver en el Jarama otra joya del automovilismo. Se trataba del maravilloso FIAT 124 Abarth perteneciente a la época en la que los italianos dominaban el panorama internacional de los rallyes y el 124 era una de las referencias del Grupo 4.
El modelo expuesto contaba con la decoración de Francesco Rossetti y Maurizio Verini en el Rallye de Monte-Carlo de 1976. Aquel año piloto y copiloto no estuvieron a la altura de los otros FIAT oficiales con la preciosa librea azul y amarilla “OLIO FIAT” de Alén y Cambiaghi, pero lograron finalizar en una meritoria decimoquinta posición. Por supuesto, nadie pudo siquiera soñar con seguir a los Lancia Stratos HF en aquel certamen.



Volviendo a Martín Cantero, tras estar al volante del Chrysler 180 dio el salto a Seat, convirtiéndose en piloto semioficial de la marca con un Seat 124. Sin embargo, su paso por el 124 fue breve, ya que enseguida se subió a uno de los coches más espectaculares que pilotó, el Seat 131 Grupo 5. Como casi siempre que aparece en algún evento, en el homenaje del Jarama este 131, recuperado y restaurado por Teo Martín, se convirtió en una de las estrellas del día. Y no es para menos.
Motor de 2 litros procedente de los 131 rallye con culata 16v de Abarth, 235 CV para menos de una tonelada de peso y un mastodóntico alerón. Pese a que en los inicios del coche las cosas no fueron del todo bien, una vez puesto a punto, se convirtió en todo un purasangre. Con algo tan bueno Santiago no pudo hacer otra cosa que no fuese ganar el Campeonato de España de Turismos en 1981. Además, su relación con este coche no terminaría en su faceta de piloto. Después de su triunfo, prepararía para Luis Miguel Arias una unidad idéntica a la que él pilotó.



Imagen: Autopista.es (Autor desconocido)






Pero por supuesto, las victorias con el Seat 131 Gr.5 no serían la última vez que saborearía las mieles del triunfo, ya que tres años más tarde volvería a repetir éxitos en el CET.
Los chicos de Talleres Leirauto llevaron al Jarama su recordado Talbot Samba Rally, el coche con el que se alzó con el título de su división en el Campeonato de España de Turismos (CET) de 1984. Un modelo poco visto pero con un gran linaje: sucesor del Simca 1000 Rally y predecesor del exitoso Peugeot 205. En sus variantes de competición , con poco más de 1.200 cc y bajando fácilmente de los 700 kg, se convirtió en un coche verdaderamente rápido y exitoso en su homologación de Grupo B. Para Santiago Martín Cantero supuso un modelo mítico gracias a sus llamativos colores verde y blanco de Benetton.









El paso por el equipo de Teo Martín
Ya en la década de los 80, Martín Cantero entró a formar parte del equipo de Teo Martín, manteniéndose como piloto en el Campeonato de España de Turismos.
Primero compitió con un Ford Sierra Cosworth con la mítica decoración de Marlboro, una bestia con un alerón que poco tenía que envidiar al 131 Gr. 5. El RS Cosworth era una auténtica máquina de competición que, en su homologación para Grupo A, superaba con creces los 300 CV; y con especificaciones de Grupo N, fue un modelo con el que Ford España arrasó en los circuitos nacionales entre 1989 y 1990. Por el contrario, no fue un modelo que diese grandes alegrías al equipo de Teo Martín.









Sin embargo, la cosa cambiaría con la sustitución de los Sierra por los BMW M3 E30. Probablemente el mejor M3 de la historia, pues lo fabricaban pensando en los circuitos y, después, hacían la versión de calle. No en balde, recordemos que se trata del turismo de competición con mayor número de éxitos: más de 50 títulos y 1500 carreras conquistadas.
En el Campeonato de España, hasta la llegada de los Clase II “Superturismos”, el equipo de Teo Martín junto con el de Pep Bassas (Baporo Motorsport) fueron los claros dominadores del campeonato. Otro gran coche para Cantero y con el que su compañero de equipo “Kuru” Villacieros, ya con 43 años a sus espaldas y convertido en el coco del campeonato, se haría con la victoria del CET en 1992.









El idilio entre Porsche y Santiago Martín Cantero
Entrados en los años 90, SMC recalaría en Porsche, fabricante con el que quedó vinculado prácticamente hasta el final de su carrera. Su toma de contacto con la marca fue en la Copa 968, pero terminaría estrechamente ligado a los 911 del Campeonato de España de GT, casi siempre junto a Angel Banús.
Durante los últimos años, además, su taller se convirtió en un punto de obligada peregrinación para cualquier propietario de un 911 de la capital. Fiel reflejo de ello fueron los diversos Porsche de calle que se dieron cita en el Jarama y que otrora fueron objeto de las atenciones ofrecidas en SMC.
Entre ellos se pudieron ver dos impresionantes Porsche 964 de competición. Uno de ellos, con librea azul y amarilla patrocinado por Hawaiian Tropic, participó en 1994 en carreras como las 24 Horas de Le Mans y los 1.000 km de París (donde, por cierto, ganó su categoría de GT3).
El otro, de color rojo, perteneciente a Eduardo Fernández Dávila, compitió en diversas carreras de GT a finales de los 90 y principios de 2000.









La carrera de Santiago Martin Cantero fue impresionante y realmente dilatada, tanto detrás de un volante como en el madrileño taller SMC. Toda una vida por y para la automoción que ha dejado un extenso palmarés y un gran número de coches vinculados para siempre a su nombre.
Sin duda este homenaje fue un evento totalmente merecido y, si me permitís, imprescindible, durante el cual pudimos disfrutar de muchos objetos personales y recuerdos cedidos por amigos y compañeros de profesión. Pero, sobre todo, fue la fiesta de los coches más emblemáticos con los que corrió y trabajó “Santi”, enmarcados en el sitio en el que, sin duda, más disfrutó el piloto: el circuito.



Imagen: Fórmula (Autor desconocido)
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